jueves, 29 de noviembre de 2012

Llamame por mi nombre

Un tema muy complejo, es que me lleva a escribir esta semana. La discriminación, es el tema que trataré de tocar, sin tratar de herir a nadie y respetando a quienes piensen diferente. No se trata de criticar, no se trata de pretender que usted crea que yo tengo razón, sino que tratare de servir a esta sociedad, aportando lo que creo que puede ser beneficioso para esta. He leído lo que en este mismo periódico escribió Viviana Pitman, que lo encontrará en las próximas páginas, y he reflexionado mucho sobre, que es, la discriminación. La verdad es un tema que hace mucho tiempo que está presente en mi vida, no por haber sido discriminado, sino por haber mirado un poco más allá, gracias a la educación que he recibido, y que gracias a Dios he podido recibir en mi casa, solo en mi casa. Aunque mis padres, por el solo hecho de pertenecer a esta sociedad, también han copiado un poco de sus defectos. Creo que la educación corre paralelo con el respeto. Respetar para ser respetado. Y no quiero puntualizar sobre hechos ocurridos recientemente, porque creo que de eso, y con mejor criterio, ya lo ha escrito Viviana Pitman, con quien comparto al ciento por ciento con sus palabras, pero sabiendo siempre, que ella no solo lo habla, sino que lo ha demostrado, lamentablemente, porque su hijo fue victima de hechos de violencia. Ella pudo contar, hasta no se cuanto, para no caer en la simpleza de echarle la culpa a otro de lo que le ocurrió a su hijo. Y voy a felicitarla por sus palabras, porque creo que llevan en su núcleo, el deseo ferviente de que esto cambie. Que la violencia sea parte del pasado, pero dándole lucha desde el amor, desde la educación. Señores y señoras, no seré Yo quien le cuente lo que escribió esta mamá, después de haber visto a su hijo lastimado en un Hospital, lo tendrá que encontrar usted, en las próximas paginas. Les contaba, que mi casa fue el único lugar donde no me enseñaron a discriminar. Y repaso mi vida, por distintas instituciones, educativas, deportivas, religiosas y créanme que en el único lugar que siento que verdaderamente me enseñaron a no discriminar, o quizás porque así lo he elegido inconscientemente, fue en mi casa. No quiero decir que con esto, que en todas las instituciones me enseñaron a discriminar, sino que el solo hecho de pertenecer te hace discriminar. ¿Y como explico esto ahora? Me llevará unas líneas, pero trataré de ser claro en lo que escribo. Tampoco quiero que piensen que estas Instituciones no deben existir mas, solo trataré de demostrar como la sociedad está hecha para pocos y no para todos. Creo, como dijo Galeano… Que la Utopía sirve para avanzar... Entonces… Avancemos. Tenemos que creer que se puede cambiar, y ese es el mensaje que se debe dar. ¿Por qué no creer que se pueda crecer? Porque no discriminar no solo nos hará crecer, nos hará libres. Desde que sos muy chiquito, te llevan al jardín a una sala de distinto color a la de otros chiquitos. Claro que es una cuestión de organización. Las mujeres no juegan futbol y los nenes sí. Las mujeres juegan con muñecas y los hombres no. Admito que esto ha cambiado, pero para quienes debemos predicar con el ejemplo, los que ya tenemos varios años, esa es lo que se nos enseñó. Y por largos años, y por miedo a que la mujer no cumpla el roll que la encomendó esa sociedad y el hombre tampoco, se nos fue estereotipando a las personas por su sexo. Cuando ingresas al nivel primario, todas tus actitudes dentro de l establecimiento se basan en una nota, que depende de quien te haya tocado como maestro. Por qué no crea usted que todos los maestros son buenos… Sino lea El Facundo, de Sarmiento y notará como este, El Primer Maestro, porque así lo han enseñado y lo enseñan, discrimina a los pobladores de la Patagonia por ese entonces. Claro que hay maestros buenos, y son muchos, pero te califican y con un número. Entonces… el chico que no aprueba, está dentro de un grupo, y los que aprueban, dentro de otro. Aparte se los diferencia por inteligentes y no inteligentes, sin saber cuales son los aspectos negativos que influyen en estos chicos que no les va tan bien en sus estudios. Y con los primeros pasos de la primaria, la edad mas cruel, por su inocencia. Las personas entran a los cinco años, a la primaria, y comienzan a reflejar lo que aprenden, entonces, lo primero que deben hacer según la sociedad es diferenciarse, sin importar el nombre, que es el único factor que nos debería diferenciar a la hora de llamarnos. Ahí comienza la etapa del gordo, el flaco, el rengo, la linda, el lindo, el malo y el bueno, etc. Un par de años después, empieza la práctica religiosa. Y creo que casi todos los aspectos de discriminación nacen en esas prácticas. No todos los actores, de todas las religiones son malos, ni son todos buenos. Lo que complica es el dogma. Te enseñan que para que tu Dios te acepte, vos tenes que cumplir con ciertos requisitos. Claro está, que los ricos tienen un Dios aparte y que llegan con más facilidad “al perdón”. Esto es para todas las religiones. Yo no creo que ese sea el mensaje, creo que deberíamos juntarnos y no separarnos. Creo que cada uno puede llegar a su Dios de distintas maneras, solo debe, no discriminar. Es muy raro entender que se mate en nombre de Dios. Muchas son las personas que han muerto defendiendo a su religión. ¿Usted se cree que si hay Dios, va a querer que destruyamos lo que creó? Creo que es más fácil decir eso, que pedir que construyamos algo juntos, algo mejor, algo que una y no que separe. Lo mismo pasa en el aspecto deportivo. Los clubes tienen la función social de incluir y no de excluir. Sin embargo, son muchos los clubes que a determinada edad no le dan mas cabida a los chicos. Empiezan a competir desde muy chicos, fíjense que tienen menos de ocho años y compiten. Entonces los chicos que no andan bien a esa edad, van quedando desplazados. Sin el aliento de continuidad de los padres, ese chico no volverá a practicar esa disciplina con confianza. Entonces existen, a temprana edad, los buenos jugadores y los malos. Y créanme que a eso los chicos, lo asimilan bien rápido. En fin… La discriminación es algo que se nos enseña de chico. Hasta que los chicos, llegan a la edad de doce o trece años, y ya tienen bien aprendido lo que es discriminar. El decir… “Negro de mier…” es tan común, que lo podes escuchar de cualquier ciudadano. Y la sociedad, que ya les viene enseñando desde chiquito, quien es ganador y quien es perdedor, quien es bueno y quien es malo, ahora, los juzgará, para que ellos entre si, empiecen a diferenciarse. Nunca esta sociedad les enseño a buscar mas allá la verdad de las cosas. Nunca la sociedad les enseñó a fijarse el las necesidades del otro. Nunca se les enseñó, y sobre todo de la casa, que no todos tuvimos las mismas posibilidades de educación. Que no solo molesta y maltrata el que golpea. También molesta y maltrata una mirada por encima del hombro, una palabra, un gesto. No quiero decir con esto, que ante una mala mirada debemos propinar un golpe. Digo que en esta sociedad, donde los malos siempre son los mismos, donde los malos son los “negros de mier…”, tenemos que darnos cuenta, que por algo reaccionan así. No importa el color con el que lo comparas, es de la forma despectiva con la que se los denomina. Ser negro o blanco no debe ser un problema. Pregunto… ¿No es lo mismo que decir gringo de mierd…? Pero siempre que hay una mala actitud, es comparable con el negro de mier… aunque sea “blanquito”. No va ser cosa que tiremos mierda para nuestro lado… Y malo no se nace, te hacen malo. Porque malo, vuelvo a repetir, no es uno, malos somos todos. La sociedad te hace malo o bueno. ¿Qué sabes lo que es que no te dejen entrar a un boliche, si nunca lo sufriste? ¿Que harías si a tu amigo no le permiten el ingreso a un lugar y a vos si? ¿Cuántos son los padres que les dicen a sus hijos que a la gente se la quiere por lo que es y no por lo que tienen? ¿Cuántos son los padres que verdaderamente creen ese discurso? Señoras, señores… Creo que el próximo desafío, como sociedad, es cambiar el mensaje. Creo, como lo dijo Indio Solari, que” Violencia… Es mentir”. Creo, como lo refleja Viviana en su escrito, que le herramos en las formas. Creo que no debemos separar más, que debemos incluir. Que debemos aprender de los errores y muy claro está que nos equivocamos. Creo que todos somos culpables, pero creo también, que se puede cambiar. No es la ingenuidad lo que me moviliza a creer que se puede, son los hechos. ¿Creía usted que podrían casarse dos personas del mismo sexo? Brindo por que ahora si pasa y por la inclusión de esas personas. ¿Creía usted que la mujer ocuparía el lugar que se merecía en la sociedad sin estar siempre ligada a la suerte del hombre que tenía al lado? Brindo por esos derechos adquiridos. Hace poco mas de sesenta años, la mujer, ni siquiera elegía con su voto el futuro de su país. Y claro, si no era su país, era el su marido y el de sus hijos. Creo que se puede, creo que es una cuestión de voluntad. Voluntad de cambiar el discurso. Siempre es mas difícil construir que destruir, y discriminar es destruir. Nahuel Albornoz “Lo que se obtiene con violencia… Solo se mantendrá con violencia”. Mahatma Gandhi

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