viernes, 3 de mayo de 2013

Ningún pibe nace chorro


No es un tema menor, el que se ha vivido en estos últimos días en la ciudad de Basavilbaso. Aunque para quienes venimos de ciudades un poco más complejas, por su densidad de población, nos parezca que acá se vive en el paraíso. Es claro, y hasta debo decir que es muy complejo escribir sobre este tema, cuando en una ciudad de extrema tranquilidad la alborotan una par de hechos delictivos, que no dejan de ser importantes. Importantes sobre todo porque no se debe dejar pasar por alto justamente cuando se está empezando a nublar la paz. Hay que agarrar ahora, en este momento que se está empezando a gestar esta copia tonta, que hacen algunos, de realidades que son ajenas a nuestros problemas, que pertenecen a ciudades que nadan tienen que ver con nuestro acontecer diario.
Esto también es parte y culpa de los medios de comunicación que viven inyectando violencia, y no hablo por hablar, ni escribo por el solo hecho de llenar un espacio, escribo porque a esto me dedico y se el mal que puedo generar escribiendo o hablando. Hay gente que le sorprende que en nuestro periódico no haya espacio para policiales. Creemos que solo provoca lo contrario a lo que la gente piensa. No ocultamos el problema, lo tratamos con la seriedad que se merece y no buscamos tener la primicia de un robo o un asesinato. Buscamos transmitir y  educar sobre cuestiones que hacen crecer y no en noticias que solo terminan en boca de chusmas de barrio, que solo apuntaran con el dedo, a chicos que ya llevan en sus espaldas, el peso de una sociedad que los trata de separar. Es tanta, tanta la información de lo que pasa en otras ciudades, es tanto el acceso a noticias que son de otras realidades, que se terminan copiando. Hay noticieros que te enseñan a robar, te enseñan técnicas para abrir una puerta, para violar cerraduras, para obtener con facilidad lo que no es de uno. Tenes programas enteros que muestran como los chicos se matan a palos en la salida de los boliches en otras localidades, como mujeres se pelean en la calle casi de la misma forma o peor que los hombres y aca está pasando, entre vecinos. Porque en esas ciudades, el problema, por lo general, son de barrios, que son tan grandes que quizás por días no se ven las caras. Acá nos conocemos casi todos y es muy chica la caja de resonancia. Acá todo se sabe. Es prácticamente imposible no saber quién es o quiénes son los que viven de otra forma.
Me niego a creer que no se pueda hacer nada. Hay que actuar ahora, y no metiéndolos preso o pidiendo cárcel y mano dura. Hay que identificar al problema, sin nombre, ni apellido, ni barrio, ni ningún dato que apunte o señale a un menor. Creyendo claro, que son actos producidos por menores. No debemos caerles con el peso de la difamación pública y social a ningún ciudadano. No hay chicos tontos, hay chicos que no están bien educados, bien aprendidos, faltos de afecto, de cariño, en sí, con muchas faltas. No debemos señalar con el dedo cuando anda por la calle ni identificarlo como a un delincuente, porque sin querer, le estás dando un lugar en la sociedad, que en cierta forma es el que busca este ciudadano porque otro lugar no tiene. Lo que para cualquiera de nosotros es un escrache, que nuestro nombre se vea sucio por algún hecho delictivo, para otros, y sobre todo para grupos muy cerrados, es una bandera importante, que le da status en una escala social inventada por su grupo o contexto. Le doy un ejemplo. ¿No le parece raro ver en las pantallas de televisión a jóvenes o adultos que pertenecen a una barra brava de futbol, haciéndose cargo de hechos de violencia? Nosotros los corrimos a estos… Yo lo corrí a tiros a ese gato… A esos putos les matamos uno… etc. Eso que para nosotros o para las personas con los caramelos en la caramelera es mandarse en cana solo, eso, de alguna manera, como dicen algunos, les da chapa.
Entonces, debemos hacernos cargo de lo que está pasando. Pero ahora, que todavía estamos a tiempo. Ahora que la delincuencia no es patrimonio de esta zona. Ahora que la violencia recién está mostrando sus uñas. No podemos esperar más y es necesario, que quien tenga que actuar lo haga y pronto. La policía no debe estar y seguramente no está, fuera del tema. La policía sabe bien donde están o donde emergen los problemas de inseguridad. Pero también es cierto que solos, no van a poder. No por las escusas que se escucha a diario de esta fuerza, porque nadie les puso un revolver en la cabeza para que se desempeñen como policías. Y tampoco es culpa de nosotros, los ciudadanos de a pie, que cobren poco o no tengan los materiales para trabajar como correspondería. El ciudadano necesita estar bien, tranquilo, trabajar, llegar a su casa y descansar además de lo que en particular tenga que hacer cada uno. Cada uno trabaja en lo suyo y cada uno resuelve los problemas laborales como puede. Y si no se puede, no lo saben hacer así, que le den lugar a otros, que no pongan excusas y que trabajen.
Pero la culpa no es de la policía solamente. Acá no se trabaja mancomunadamente con la policía aunque digan lo contrario. La policía, no tiene el deber de no dejar entrar a un pibe al boliche. Deben actuar los responsable políticos para que eso no ocurra. Y acá no estoy diciendo que los menores no tengan que salir a bailar. Pero un pibe de trece años o una piba de la misma edad no tienen nada que hacer dentro de un boliche. Claro es que los padres también son responsables, y deben hacerse cargo de lo que hacen sus hijos. Pero todos fuimos jóvenes y  adolescentes y sabemos que por ahí, las reglas que se imparten dentro del seno familiar, se violan fuera del mismo y hasta el más santito lo hace o lo hizo. Pero si a mi hijo, lo dejo salir, porque sé que las medidas de seguridad para él son las apropiadas y muy difícilmente mi hijo pueda violarlas, no hay mucho por hacer desde el roll de padre más que seguir educando para que mi hijo no moleste ni provoque desmanes en la calle. Pero si cualquier chico, que está aprendiendo lo que es la calle, sale, y ve que la oferta de lo prohibido está al alcance de su mano, muy fácilmente caerá en la “tentación” del alcohol, las drogas, la delincuencia. Si no se frena la venta de alcohol a menores, sino se corta con la venta de drogas, pero por sobre todo, sino se educa con el ejemplo, muy difícilmente terminemos con esto.
Yo sé que a más de a un adolescente no le va a gustar los que estoy escribiendo y espero que entienda. Que el problema no es la inseguridad de los grandes, es la propia inseguridad de ellos en el presente y en el futuro.
El problema no son los jóvenes, son los adultos que lucran con esta problemática. Las instituciones deben trabajar mancomunadamente, interactuar entre ellas sobre todo en el manejo de la información. No apuntar al chico, sino ayudarlo para reubicarlo dentro de la sociedad y no fuera de ella como se hace. Porque tienen el derecho a estar dentro y ellos lo saben, entonces entran como pueden y donde se puedan ubicar se ubican. La sociedad te abre las puertas y de acuerdo a tu formación y educación uno mismo se inserta. ¿Qué pasa cuando te faltan estos atributos y encima te cierran las puertas? Entras por la ventana. Y ya sabemos, que el que entra por la ventana, sale por la misma. Es necesario abrir esas puertas, incluir, contener, prevenir, que fueron y comparto, las iniciativas propuestas por un grupo de chicas en Basavilbaso, demostrando que es mentira que los jóvenes están perdidos.
Porque ellas así lo pidieron, y porque me parece que el respeto va ante todo, no haré más alusión para que no sean identificadas como las autoras de esta pueblada, como ellas mismas lo desean. Pero es la primera movilización que lleva cordura y sensatez en mucho tiempo. En ningún momento se pusieron el casete o repitieron como loros consignas de los mayores. Aunque seguro, que en sus casas la educación corre por los carriles de buenos ciudadanos. Felicito y me dio mucho gusto escuchar sus iniciativas para terminar con esta problemática. No pidieron mano dura, como lo harían los adultos, porque saben que no conduce a nada y que solo genera violencia. Les pregunté si estudiaban, y me dijeron que sí. Se notaba una preparación en su forma de expresarse y sobre todo en su forma de ver el problema, de encararlo y de buscarle una solución. Otras vivencias, mas preparación intelectual, dan una visión diferente de las cosas y fueron a atacar el problema de raíz, con propuestas clara y certeras. Haciéndose responsables y cargo del roll que ocupan en esta sociedad y haciendo responsable no solo a las autoridades sino a todos los que vivimos aquí. Felicito nuevamente esa actitud y eso demuestra que la gran, la gran  inmensa mayoría de los jóvenes tiene ganas de que se mejore. La fuerza de la juventud, las ganas y el intelecto puesto al servicio de la comunidad, son herramientas infalibles para el cambio.
Es necesario, y para terminar con esta editorial, que estas voces sean escuchadas, que más voces opinen y que el compromiso de ciudadano y de buen vecino sea tomado por cada uno de nosotros para terminar con este problema, que todavía no se convirtió en flagelo. Todos, absolutamente todos somos responsables de lo que pasa y responsables del cambio, y como comunicaron este grupo de chicas, y que compartimos claramente, con propuestas de inclusión, prevención y contención la solución no es inmediata, pero si es extremadamente efectiva a largo plazo, porque se focalizan en la raíz del problema.
Nahuel Daniel Albornoz.-

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